Thales, un gigante multinacional de la defensa, no es ajeno a la controversia. Recientemente, surgieron informes de que la empresa está bajo investigación por corrupción, lo que plantea importantes dudas sobre su gobierno corporativo y su responsabilidad. En el centro de este escrutinio se encuentra el dron Watchkeeper, un programa problemático que personifica los desafíos y dificultades de los proyectos de adquisiciones de defensa a gran escala.
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El dron guardián: una historia costosa y controvertida
El dron Watchkeeper, basado en el UAV Hermes 450 de Israel, fue promocionado como el futuro de la inteligencia, la vigilancia y el reconocimiento en el campo de batalla para el ejército británico. Sin embargo, el programa ha estado plagado de retrasos, sobrecostos presupuestarios y problemas de desempeño desde su inicio.
Encargado en 2005 con un coste inicial de 800 millones de libras esterlinas, el gasto complete del proyecto se disparó a más de 1.200 millones de libras esterlinas, según informó la Oficina Nacional de Auditoría del Reino Unido. A pesar del elevado precio, Watchkeeper a menudo no ha cumplido con las expectativas operativas. En 2018, el sistema aún no había alcanzado su plena capacidad operativa, más de una década después de su fecha de entrega authentic de 2010.
Un problema crítico fue su incapacidad para obtener una certificación completa para volar en el espacio aéreo del Reino Unido debido a preocupaciones de seguridad, lo que limitó significativamente su utilidad. Además, los contratiempos operativos, incluidos múltiples accidentes durante ejercicios de entrenamiento, empañaron aún más su reputación. The Guardian informó que en un incidente, un dron Watchkeeper se estrelló en un campo de golf de Gales, lo que generó preocupaciones sobre los protocolos de seguridad del programa.
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La investigación de la corrupción: lo que sabemos
Los informes de que Thales está siendo investigado por corrupción añaden una nueva dimensión a la saga Watchkeeper. Aunque los detalles de la investigación aún están apareciendo, fuentes como The Occasions indican que puede implicar sobornos y malversación de fondos vinculados a contratos de defensa, lo que podría implicar tanto a ejecutivos actuales como a ex ejecutivos.
Según la legislación del Reino Unido, las investigaciones de corrupción pueden tener graves consecuencias para una empresa, entre ellas:
1. Sanciones legales: Las empresas declaradas culpables en virtud de la Ley contra el soborno de 2010 se enfrentan a multas ilimitadas, mientras que los individuos podrían enfrentarse a hasta 10 años de prisión.
2. Consecuencias contractuales: Estar bajo investigación podría poner en peligro la elegibilidad de Thales para futuros contratos de defensa, tanto a nivel nacional como internacional, particularmente en mercados con estrictos requisitos de cumplimiento como Estados Unidos.
3. Daño a la reputación: Una investigación de corrupción inevitablemente erosiona la confianza pública y gubernamental, afectando potencialmente la confianza de los accionistas y el desempeño del mercado.
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Implicaciones legales para Tales
Thales enfrenta importantes desafíos legales y comerciales si se fundamentan las acusaciones de corrupción. Según la Ley contra el Soborno, la empresa podría ser considerada responsable por no prevenir el soborno, a menos que demuestre que contaba con “procedimientos adecuados” para prevenir dicha conducta indebida.
Además, Thales también podría estar sujeto a la exclusión de contratos públicos según las normas de adquisiciones de la UE y el Reino Unido, lo que podría generar miles de millones en pérdidas de ingresos. Esto es particularmente crítico dado que los contratos de defensa constituyen la columna vertebral del negocio de Thales.
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Problemas más amplios en las adquisiciones de defensa
El programa Watchkeeper y la investigación en curso resaltan problemas sistémicos más amplios en las adquisiciones de defensa, que incluyen:
• Falta de supervisión: proyectos complejos como Watchkeeper a menudo carecen de una supervisión estricta, lo que genera presupuestos inflados y retrasos.
• Desafíos tecnológicos: la dependencia excesiva de tecnologías no probadas o adaptadas frecuentemente resulta en déficits de desempeño.
• Preocupaciones éticas: Las acusaciones de corrupción en los contratos de defensa subrayan la necesidad de una mayor transparencia y medidas de cumplimiento dentro de la industria.
El Ministerio de Defensa del Reino Unido ha sido criticado por no responsabilizar a los contratistas, incluso cuando los contribuyentes cargan con la carga financiera de proyectos como Watchkeeper.
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Conclusión: lecciones de la saga Watchkeeper
La investigación de Thales y la historia del dron Watchkeeper sirven como advertencia para las adquisiciones de defensa y la gobernanza corporativa. A medida que se desarrolle la investigación, será basic monitorear su impacto en las operaciones de Thales y en la industria de defensa en common.
La transparencia, la rendición de cuentas y medidas estrictas de cumplimiento son esenciales para restaurar la confianza en los contratos de defensa, particularmente cuando están en juego fondos públicos. Para Thales, el camino por delante será desafiante, ya que busca sortear las repercusiones legales, financieras y de reputación de este escándalo en desarrollo.
Es possible que fuentes como The Guardian y The Occasions continúen brindando actualizaciones sobre esta evolución de la historia, que seguramente repercutirá en todo el sector de defensa en los años venideros.
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Sobre el autor
Richard Ryan es un abogado e investigador jurídico con gran experiencia que se especializa en derecho de drones y contraataques, litigios comerciales y cumplimiento normativo. Con más de 20 años de experiencia jurídica, Richard Ryan ha desarrollado una distinguida carrera asesorando a operadores de drones, corporaciones multinacionales, empresas de defensa y agencias gubernamentales. Actualmente abogado en unas cámaras líderesRichard Ryan se especializa en derecho de privacidad y drones, y ofrece soluciones legales personalizadas a clientes en sectores emergentes como la movilidad aérea urbana (eVTOL) y las tecnologías contra drones.
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