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domingo, julio 6, 2025

Inspiración de ‘mane’ de caballos para la nueva generación de robots sociales


Los robots interactivos no solo deberían ser compañeros pasivos, sino caballos de terapia activos similares a socios que responden a los investigadores de la Universidad de Bristol de la emoción humana.

Las intervenciones asistidas por equinos (EAIS) ofrecen una poderosa alternativa a las terapias de conversación tradicionales para pacientes con TEPT, trauma y autismo, que luchan por expresar y common las emociones solo a través de las palabras.

El estudio, presentado en el Chi ’25: Actas de la Conferencia de CHI 2025 sobre factores humanos en sistemas informáticos celebrados en Yokohama, recomienda que los robots terapéuticos también exhiban un nivel de autonomía, en lugar de exhibiciones unidimensionales de amistad y cumplimiento.

La autora principal Ellen Weir de la Facultad de Ciencia e Ingeniería de Bristol explica: “La mayoría de los robots sociales de hoy están diseñados para ser obedientes y predecibles, siguiendo los comandos y priorizando la comodidad del usuario.

“Nuestra investigación desafía esta suposición”.

En EAIS, las personas se comunican con los caballos a través del lenguaje corporal y la energía emocional. Si alguien está tenso o no regulado, el caballo resiste sus señales. Cuando el individuo se vuelve tranquilo, claro y seguro, el caballo responde positivamente. Este efecto de “espejo vivo” ayuda a los participantes a reconocer y ajustar sus estados emocionales, mejorando tanto el bienestar interno como las interacciones sociales.

Sin embargo, los EAI requieren caballos y facilitadores altamente entrenados, lo que los hace caros e inaccesibles.

Ellen continuó: “Descubrimos que los robots terapéuticos no deberían ser compañeros pasivos sino compañeros de trabajo activos, como los caballos EAI.

“Así como los caballos responden solo cuando una persona está tranquila y regulada emocionalmente, los robots terapéuticos deberían resistir el compromiso cuando los usuarios están estresados ​​o inestables. Al requerir una regulación emocional antes de responder, estos robots podrían reflejar el efecto terapéutico de los EAI, en lugar de simplemente proporcionar comodidad”.

Este enfoque tiene el potencial de transformar la terapia robótica, ayudando a los usuarios a desarrollar habilidades de autoconciencia y regulación, tal como lo hacen los caballos en EAIS.

Más allá de la terapia, este concepto podría influir en la interacción humana-robot en otros campos, como la capacitación de robots para el desarrollo de habilidades sociales, el entrenamiento emocional o incluso la gestión del estrés en los lugares de trabajo.

Una pregunta clave es si los robots pueden realmente replicar, o al menos complementarse, la profundidad emocional de las interacciones animales humanos. La investigación futura debe explorar cómo el comportamiento robótico puede fomentar la confianza, la empatía y el ajuste fino, asegurando que estas máquinas apoyen el bienestar emocional de una manera significativa.

Ellen agregó: “El próximo desafío es diseñar robots que puedan interpretar las emociones humanas y responder dinámicamente, al igual que los caballos. Esto requiere avances en la detección emocional, la dinámica del movimiento y el aprendizaje automático.

“También debemos considerar las implicaciones éticas de reemplazar animales sensibles con máquinas.

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